Hoy, el 22 de marzo, conmemoramos el Día Mundial del Agua. Esta celebración se hace en tal fecha desde 1993, cuando la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo declaró ese día como el ‘Día Mundial del Agua’.
La conmemoración se centra en defender la gestión sostenible de los recursos de agua dulce y también presta atención a la importancia del acceso universal a instalaciones de agua potable, saneamiento e higiene en los países en desarrollo.
El agua y su gestión forman una parte integral de la actividad agrícola, especialmente en el caso de una granja gestionada con principios biológicos y biodinámicos de la agricultura natural, como se hace en Vinya Son Alegre en el municipio de Santanyí, situada en el sureste de la isla de Mallorca. En Son Alegre, cultivamos vides, olivos, algarrobos y Xeixa, una antigua especie de trigo (Triticum aestivum), autóctono de Mallorca, que solía cultivarse en toda la isla hace cientos de años pero que, lamentablemente, ha desaparecido casi por completo y ahora está siendo reintroducido lentamente por nosotros y algunos jóvenes agricultores de ideas afines.
Durante los primeros tres meses de este año, tuvimos mucha lluvia en nuestra finca con más de 240 l de agua en nuestra tierra, suficiente para nosotros y para nuestras necesidades, pero no fue ni la mitad de lo que se dice que llovió en otras partes de la isla.
Durante los doce meses de 2017, medimos un total de 460 l por metro cuadrado. Con una extensión de 512.500 m2 (51 hectáreas), nuestra tierra se habría beneficiado de aproximadamente 235.000.000 l de lluvia el año pasado. Una gran parte de esa agua, tal vez un tercio, es absorbida por nuestras plantas y vegetación, así como por nuestros animales, insectos, pájaros y rastreadores espeluznantes.
Se estima que un tercio de toda el agua de lluvia se evapora por acción del viento y el sol. Creemos que un tercio adicional se filtra en nuestros acuíferos subterráneos a los que accedemos cada vez que nuestras vides necesitan riego durante las altas temperaturas del verano. Recurrimos muy poco al riego; el año pasado irrigamos en cuatro ocasiones con una cantidad del orden de 200 a 250 l por cepa, que ascendió a un total de unos 3.500.000 l.
Un viejo proverbio dice In vino veritas, una frase latina que significa ‘en el vino hay verdad’. Preferimos reclamar In aqua veritas.